sábado, 2 de marzo de 2024

Las murallas que salvaron Colombia

 El cañón "El Vigilante" se puede visitar en el Museo Naval del Caribe en Cartagena. El General Ricardo Gaitán Obeso, menudo pájaro, intentó con ese cañón tumbar las murallas de la ciudad para conquistarla y poner fin, de esa manera, al gobierno del Presidente Rafaél Núñez. Lo que salvó a Colombia no fue un cañón estadounidense que fallaba más que una escopeta de feria, fueron las murallas de la ciudad que no se vinieron abajo y sirvieron para que los sitiados se defendiesen de los golpistas.

El museo también muestra esta falta de perspectiva histórica cuando, se refieren al pirata Drake, que asoló la ciudad, como Sir Francis Drake. A ver, estúpidos, ese pirata, para los ingleses es Sir Francis Drake, pero para vosotros, como víctimas de su rapacidad es simplemente un pirata hdp. En fin...


El cañón que salvó a Colombia

El país se debatía en una guerra civil en 1885, cuando el General Ricardo Gaitán Obeso puso sitio a Cartagena, centro de operaciones del Presidente Rafaél Núñez.

Gaitán Obeso se instaló en el Castillo de San Felipe de Barajas, que estaba abandonado y en ruinas, con este cañón "Armstrong" y abundante munición. Empezó a disparar sobre la ciudad para forzar su rendición, pero las balas no estallaban, bien por ignorancia de los artilleros o porque la pólvora estaba deteriorada.

Los cartageneros llamaron al cañón: El Vigilante, porque disparaba día y noche a intervalos precisos. Una vez agotada la munición, los sitiadores decidieron atacar con su infantería las antiguas murallas de la ciudad, donde fueron derrotados.

De haber estallado las balas de El Vigilante, habría caído Cartagena y el desenlace de la guerra civil habría sido favorable para Gaitán Obeso y sus seguidores, que propiciaban la desintegración del país.

A cambio de la actual República de Colombia habría hoy nueve pequeños países.

¿Por qué Gaitán Obeso era un traidor?

La etimología de la palabra traidor nos dice que viene del latín traditor ("que entrega"), del verbo trādō, trādere, compuesto de trāns ("a través") y dō, dare ("dar"). El que entrega, el que pacta con el enemigo. Pacta porque se ve débil y quiere obtener la fuerza que le falta de quien es y era enemigo. 

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